Lectura: Salmos 33:4-15

Una de las marcas de un buen vendedor es que tiene un conocimiento concienzudo de su producto. El conoce los materiales del que está hecho. Entiende sus capacidades. Estudia las ventajas que le ofrecerá al consumidor. Y puede responder a las preguntas de sus clientes. El vendedor que no conoce su producto no lograra ventas.

En su libro, The Big Sell (La Gran Venta), John R. Rushmore estudio a los hombres y mujeres que compran para las grandes compañías industriales en los Estados Unidos. Estas personas expresaron la opinión de que más del 80% de los vendedores que los visitan no tenían un conocimiento completo de los artículos que estaban tratando de vender.

Leer eso me hizo pensar en aquellos de nosotros que somos cristianos. Somos llamados a ser testigos de Jesús, pero, ¿qué tan bien conocemos nuestro “producto”? Representamos a Cristo en todo lo que hacemos y decimos. Por lo tanto, cuando hablamos a favor de Él, debemos hacerlo con denuedo y claridad. Esto significa que debemos estar familiarizados con lo que las Escrituras dicen acerca del pecado, la salvación, y la necesidad de fe del hombre. Si no representamos el evangelio con precisión, nuestro testimonio del Salvador será inefectivo.

Estudia la Palabra de Dios. Aprende sus doctrinas y ponlas en práctica. Eso te hará un mejor testigo.

1. ¿Lees la Biblia diariamente?  ¿Lo consideras como algo importante para tu vida?

2.  ¿En qué crees que te beneficiaria el estudio concienzudo de las escrituras?

3. ¿Cuándo fue la última vez que te maravillaste por lo leiste en la Biblia?  Si no es así deberías pensar cuán profundo estas estudiando las escrituras

NPD/DCE