Lectura: Mateo 6:25-34

A menudo nos hubiera gustado ver lo que está a la vuelta de la esquina de la vida.  Para poder estar prepararnos para ello, controlarlo o evitarlo.

Una persona sabia dijo: “Aunque no podemos ver lo que hay al otro lado de la esquina, ¡Dios sí puede!”  ¡Lo cual de hecho es mejor y más tranquilizador!

Recientemente mi hija de 10 años de edad, una nieta y yo estábamos hirviendo huevos para el desayuno.  A medida que miramos el agua hirviendo, pensábamos cuánto tiempo  tardarían los huevos para llegar a su tiempo justo de cocción, pregunto una de las niñas “¿Lástima que no podamos abrirlos, para ver cómo lo está pasando adentro de ellos?”.   ¡A lo cual estuve de acuerdo! Sin embargo eso los habría echado a perder, así que tuvimos que depender de las conjeturas, sin ninguna garantía de los resultados.

Empezamos a hablar de otras cosas que nos gustaría ver, pero que no podemos, tal como el mañana.  Lástima que no podemos ver lo que ocurrirá mañana, dijimos, para ver si nos   gustará.   Sin embargo meterse con el mañana antes de tiempo, así como la apertura de un huevo en cocción, echarían a perder tanto el huevo, como el mañana.

Debido a que Jesús ha prometido cuidar de nosotros todos los días y que eso incluye el mañana, podemos vivir por fe un día a la vez (Mt. 6:33-34).

1. Nuestra familia ha decido salir mañana con la seguridad de que Dios está en control. ¿Y tú qué esperas para entregarle a Dios las preocupaciones sobre el mañana?

2. Cuando no confías en Dios, sólo te pasas cocinando problemas para el guiso de mañana.

NPD/JY