Lectura: Eclesiastés 2:1-11

Un grupo en Maryland, está desarrollando una “casa inteligente”. Esta casa está equipada con computadoras que pueden programarse para monitorear al bebé, hacer el café, iniciar la ducha, apagar las luces y encender la música.  Detecta si las personas se encuentran en una sala y ajusta el calor y las luces en consecuencia. Si el aspirador está funcionando cuando suena el timbre de la puerta o el teléfono, el computador central lo apagará automáticamente.

Imagínate que posees una casa de ensueño como esas.  Podrías saborear un poco de la vida de Salomón, que en sus días tuvo cualquier cosa que pudiera desear (Eclesiastés 2:10).

Recuerda, sin embargo, que cuando Salomón llenó su vida de lujos, también la llenó de vacío (v.11). Cuando vivía en las riquezas y comodidades, se encontró con el mismo tipo de problemas que llevan a poner rótulos de venta en frente de miles de hogares de hoy. El exceso de comodidades hace que las personas se olviden del Señor y se vean afectadas por el divorcio, el alcoholismo y la depresión.

Pero Salomón finalmente volvió en sí (Ecl.12:13-14). Regreso a sus principios.  Recordó que el temor del Señor es el principio de la sabiduría, y que la verdadera casa de sus sueños, es cualquier casa, no importa cuán grande o pequeña sea, si se construye en la sabiduría de Dios (Prov. 24:3).

  1. ¿Estás en el proceso de construcción de tu casa, quieres tener una mejor educación, deseas que tu relación de pareja crezca, deseas una mejor salud, etc.; si en ese proceso no está presente el Señor o en el posterior mantenimiento te olvidas de Él?  Tu proyecto está en riesgo de venirse abajo, construye sabiamente, construye con el Señor.
  2. Ser inteligente es, pedir la sabiduría de Dios.

NPD/MDH