Lecturas: Mateo 21:12-13; Marcos 11:15-17; Lucas 19:45-46.

Esta es la segunda vez que Jesús realiza una limpieza similar, la primera la encontramos en Juan 2:14-16, razón por la cual Jesús ahora recrimina a todos los presentes, no sólo a los que vendían sino también a los que compraban porque estaban profanando el templo.  El negocio de los cambistas era el intercambio de monedas de los peregrinos que visitaban el templo, ya que estos comúnmente traían monedas romanas o extranjeras que no eran admitidas como ofrendas en el templo, en tanto los mercaderes comerciaban con los animales que serían ofrecidos como sacrificios; por ejemplo un par de palomas fuera del templo podían costar, por decir un número, 5 centavos, pero dentro del templo costaba 100 veces más, este era un negocio que contaba con el beneplácito del sanedrín.

De acuerdo con el texto: Comentario al Nuevo Testamento del escritor Barclay, estos puestos donde se vendían los animales para sacrificio se llamaban los bazares de Anás, porque eran propiedad privada de la familia del sumo sacerdote de ese nombre; y hemos de recordar que el patio de los gentiles el cual formaba parte del templo, era el único lugar donde podían ingresar tanto judíos como gentiles y se había convertido por ello en un gran mercado de compra-venta de bienes y servicios.

Lo que Jesús intentaba corregir nuevamente es el error que estas personas estaban cometiendo, ya Dios lo había advertido en 1 Sam.15:22: “Samuel respondió: “¿Qué le agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios, o que se obedezca lo que Él dice?  El obedecer vale más que el sacrificio, y el prestar atención, más que la grasa de carneros.” Por supuesto el hecho de comerciar era incorrecto, pero estaban fallando aún más al no entender que primordialmente el Señor deseaba que su pueblo tuviera una relación con Él y por eso declara “Mi casa será llamada casa de oración”; pero ustedes la están convirtiendo en “cueva de ladrones”.

Cuando comprendemos que el fin de nuestra vida es tener una relación creciendo con Dios y la confundimos con religiosidad y hacer “cosas” para calmar nuestra conciencia, caemos en el mismo pecado de aquellos que vendían y compraban,  al no reconocer nuestro error.

  1. Cuando oramos tenemos una línea directa al trono de la gracia de nuestro Señor, entonces que estás esperando, habla ahora mismo con Dios.
  1. Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos – Hebreos 4:16.

MD/HG

Jesús: Nos llama a hablar con Él.  “Escrito está les dijo: “Mi casa será llamada casa de oración”; pero ustedes la están convirtiendo en “cueva de ladrones” Mateo 21:13.

Este devocional forma parte del estudio anual cronológico de la vida de Jesús: La Vida de Jesús, el cual llega a ustedes en alianza con Sonlife Classic.