Lectura: Salmos 40:1-10

La primera vez que oí el canto de la ballena jorobada, me llamó mucho la atención; se trata de una rara combinación de sonidos de tonos altos y bajos, sus melancólicos cantos quiebran la quietud de las profundidades del mar cambiando sus patrones, ya que añaden nuevos y van eliminando los antiguos, podemos decir que cada cierto tiempo estos hermosos animales cantan una nueva canción.

De cierta forma también cada creyente está llamado a componer nuevas canciones con palabras de alabanza, debido a que las misericordias de nuestros Dios y Señor son nuevas cada día.  No obstante, muchos de nosotros seguimos aferrados cantando la misma “vieja canción”.

Todos los creyentes debemos reafirmar los fundamentos de nuestra fe. El Salmo que leímos hoy muestra que sus obras son tan numerosas que nosotros no somos capaces de contarlas, lo cual debe ser un motivo suficientemente bueno para expresar alabanzas a nuestro Dios (Salmos 40:5).

Debido a esto la pregunta que debemos hacernos es: ¿por qué seguimos aferrados a viejos hábitos y a las mismas formas, aún después de haber comprobado año tras año, que no funcionan?

Nuestro corazón y mente deben estar continuamente llenos de cánticos nuevos, de palabras de alabanza, de tinta fresca que proviene de una relación cercana y creciente con nuestro Señor.

  1. La historia del evangelio no cambiará y damos gloria a Dios por ello; sin embargo, tu si debes crecer entonando cánticos nuevos diariamente.
  2. Ver la obra de Dios en tu vida, debe ser suficiente motivación para que brote un cántico nuevo de tu boca.

HG/MD

“Puso en mi boca un cántico nuevo, una alabanza a nuestro Dios. Muchos verán esto y temerán, y confiarán en el Señor” (Salmos 40:3).