Lectura: Salmos 1:1-6

Existen dos personas en la historia: Juan Wesley y Mark Twain, que ejemplificaron de una forma vívida el contraste entre lo bueno y lo malo, tal como leímos en el Salmo 1.

Por una parte, Mark Twain era conocido por ser malhumorado y estar cansado de su existencia, a sus 75 años escribió las siguientes líneas: “Nacen innumerables hombres; trabajan y luchan mucho por conseguir el pan, riñen y  pelean…la edad se les viene encima; luego las enfermedades… les son arrebatados aquellos a quienes aman, y el gozo de la vida se convierte en una gran aflicción…al final llega el alivio, el único regalo no envenenado que la tierra tenía para ellos, y se desvanecen de un mundo donde no tuvieron consecuencia alguna…un mundo que se lamentará por ellos un día y los olvidará para siempre”.

Por otro lado, tenemos a un hombre que como todos cometió errores, pero tenía un gozo en su corazón que no se apagaba, era enérgico, y a sus 88 años aun cuando estaba al borde de la muerte, miró a las personas que estaban llorando junto a su cama y les dijo: “Lo mejor de todo es que Dios está con nosotros”.

La diferencia entre estas dos personas no fueron sus posesiones, altura o idioma, fue que sólo uno de ellos creía en Dios, Wesley había depositado su fe en Jesús. Si confiamos en Dios y vivimos para Él, seremos como aquellos árboles frondosos, que dan mucho fruto a su tiempo y para la eternidad.  Cuando creemos en Jesús como nuestro Señor y Salvador, aun en los tiempos difíciles de la vida experimentamos el verdadero gozo y paz que sólo Dios puede dar.  Más si rechazamos su regalo, nuestras vidas serán como el tamo (paja) que se lleva el viento, siempre vacías y poco satisfactorias.

  1. Como pudimos ver, tan sólo hay dos opciones, el camino angosto de fe que conduce a la vida, o el camino amplio de placeres y pecados, que tiene como destino final la muerte sin esperanza. ¿Cuál es tu decisión, por cuál camino decidirás caminar?

 

  1. Quien pone a Dios en el primer lugar de su vida, tendrá un gozo que nadie podrá arrebatarle.

HG/MD

“Porque el Señor cuida el camino de los justos, más la senda de los malos lleva a la perdición” (Salmos 1:6)