Lectura: Salmos 55:16-23

A pocos les gustan las citas con los dentistas. Sabemos que por la salud de nuestra boca, tanto las limpiezas dentales como los exámenes bucales, son necesarias con el fin de detectar a tiempo una caries o alguna enfermedad bucal; la mayoría de nosotros tiene la confianza de que no recibirá grandes sorpresas, pues nos lavamos nuestros dientes al menos 3 veces diariamente, usamos el hilo dental y algunos hasta utilizan enjuagues bucales, esto debe convertirse en un hábito diario.

Un amigo me contó su historia con respecto a este asunto, admitía que en realidad no le era de mucha importancia para su vida prestarle atención a su higiene bucal, y aunque decía que tenía interés en hacerlo, en realidad siempre relegaba esta situación para otro momento, el motivo era que no tenía planeado esto dentro de su plan de vida.  La consecuencia, una enfermedad de encías tan grave que lo llevó al quirófano y tuvo que  enfrentar una cirugía con una recuperación lenta y dolorosa.  Se dijo a sí mismo, ¡no voy a permitir que eso suceda de nuevo!

Muchas cosas en la vida son similares a la situación de mi amigo, incluyendo la oración. Los creyentes que quieren en verdad tener una relación cercana y creciente con el Señor,  deben planificar dentro de su rutina diaria orar, no obstante no lo hacen.  En la Biblia nos encontramos con una persona que tenía esta prioridad muy clara en su plan de vida, tenía un horario para orar al menos en tres ocasiones, dándole gracias a Dios cada día del año (Dan.6:10).  David también tenía un horario para orar, tal como se cita en Salmos 55:17: “Al anochecer, al amanecer y al mediodía oraré y clamaré; y él oirá mi voz”

Por supuesto, no podemos afirmar que programar y cumplir un horario para orar, nos garantizará que la oración sea eficaz, pues siempre se puede correr el riesgo de que se convierta en mera religiosidad y costumbre.  Es por ello que es necesario mantener y cumplir un plan para orar diariamente, pero al hacerlo debemos recordar ante quien estamos y le contamos con confianza nuestros agradecimientos, deseos y sueños de servicio en su obra.

El no tener buenos hábitos espirituales conducirá a una salud espiritual deficiente.  ¡Debes planificar hablar con Dios!

  1. Si no tenemos un plan de oración, por muy buenas que sean nuestras intenciones oraremos muy poco.

 

  1. Planifica tus oraciones, luego ora por tus planes.

HG/MD

“Al anochecer, al amanecer y al mediodía oraré y clamaré; y él oirá mi voz” Salmos 55:17