Lectura: Lucas 10:25-37

El señor Fred Rogers (1928-2003) era un educador, ministro y presentador de un programa televisivo familiar muy enfocado en la educación infantil. En el año 1969 fue ante el Senado de los Estados Unidos, en busca de financiamiento para su espacio educativo y público; en el discurso mostró el resultado de sus programas que animaban a los niños a ser más felices y productivos, fue tan convincente que terminó recitando algunas de las letras de sus canciones infantiles.  Gracias a su presentación consiguió el triple del financiamiento que estaba buscando, y no los defraudó, su programa siguió transmitiéndose ininterrumpidamente desde 1968 al 2001, llegando de esta forma a millones de familias con mensajes sanos y ayudando a muchas personas. Cuando muere en el año 2003, su vida y testimonio fueron ampliamente divulgados por los medios de comunicación.

En una entrevista, el señor Rogers compartió lo siguiente: “Cuando miramos al prójimo con ojos de agradecimiento…con gratitud por quien esa persona es en realidad, creo que estamos mano a mano con Cristo Jesús, el abogado del bien eterno”.  El señor Rogers entendía la importancia y el valor de cada persona y sobre todo creía que debía ser un buen prójimo para todos.

En nuestra lectura devocional, cuando a nuestro Señor le preguntaron: “¿Quién es mi prójimo?”, contó la historia del Buen Samaritano (Lucas 10:29-35).  Cuando terminó de contar la historia, el Señor se volvió a quien le había preguntado y le dijo: “¿Cuál de estos tres te parece haber sido el prójimo de aquel que cayó en manos de ladrones?” (Lucas 10:36), a lo cual aquella persona respondió: “El que hizo misericordia con él.  Entonces Jesús le dijo: —Ve y haz tú lo mismo.”  (Lucas 10:37).

  1. El Señor es muy práctico, claramente el principio es: Ve y haz tú lo mismo. ¿Quién necesita ayuda en tu vecindario? ¿Alguien necesita un gesto de amistad, un poco de ánimo?  El Señor nos desafía a ser diferentes de quienes no reaccionan ante la necesidad y el dolor; quiere que mostremos a otros el amor que Él ha mostrado por nosotros.
  2. Entre una persona que dice ser un buen prójimo y otra que demuestra serlo, prefiero a la segunda.

HG/MD

“Y el segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (Mateo 22:39)