Lectura: Marcos 4:13-20

La Zantedeschia aethiopica es una planta acuática que destaca por sus bellas flores blancas que sobresalen en la alfombra del fuerte verde que producen sus hojas.  El problema de este tipo de planta que en algunos lugares es conocida con lirio acuático, es el efecto nocivo que produce como planta invasora que desplaza a las plantas nativas y destruye el hábitat de peces y la fauna silvestre debido a la poca oxigenación que provoca la espesura de su follaje.  Y es un verdadero dolor de cabeza para los lagos que se utilizan para la generación hidroeléctrica, porque obstruye los sistemas.

Hace algunos meses pude visitar un hermoso lago que es producto de una planta hidroeléctrica, el cual tiene problemas con los lirios de agua.  Al apreciar esto, puede hacer una la analogía entre la mala hierba y el efecto que producen en las personas las preocupaciones del mundo, el engaño de las riquezas y la codicia por las cosas.  Cuando este tipo de “mala hierba” entran en los corazones, “ahogan la palabra, y queda sin fruto” (Marcos 4:19).

Jesús estaba hablando sin duda de cómo algunos incrédulos perciben el evangelio, quienes al estar saturados de este tipo de mala hierba no pueden ver la luz que necesitan de la Palabra de Dios, ahogando sus resultados por todas las cosas que obstaculizan su vista, encegueciéndolos a los verdaderos resultados eternos y espirituales que ofrece el Evangelio (1 Tim. 6:9-10).

En cierta forma también los creyentes pueden sufrir de este tipo de problema de mala hierba en sus vidas, cuando dejamos que los deseos por las cosas, las presiones del hoy y las preocupaciones del mañana, ahoguen nuestras vidas, haciendo que sea en muchos momentos infructífera.

Debemos controlar las malas hierbas, cortándolas de raíz de nuestras vidas, haciendo que de ese modo nuestro corazón pueda prestar la atención debida a Dios (Salmos 46:10).

  1. Cuando permitimos que Dios tome el lugar de privilegio que merece en nuestras vidas, podremos estar libres de malas hierbas, lo cual nos permite disfrutar de Su presencia y escuchar lo que nos dice por medio de Su Palabra.
  2. Si quieres deshacerte de las malas de hierbas que pueda tener tu vida, el primer paso es ponerte de rodillas y orar.

HG/MD

“Estén quietos y reconozcan que yo soy Dios. Exaltado he de ser entre las naciones; exaltado seré en la tierra.” (Salmos 46:10).