Lectura: 2 Corintios 12:7-10

Cuando se estaba completando una nueva vía de circunvalación en una carretera en el oeste de Michigan, se descubrió un verdadero peligro. Los puentes habían sido diseñados para soportar su propio peso pero no el del tráfico que se quería que transitara por encima de ellos. Antes de poder abrirse la carretera, varios puentes tuvieron que pasar por una re-ingeniería y reconstrucción.

Los ingenieros tienden a preocuparse principalmente por la resistencia a la tensión del material en sus planos de construcción para las estructuras que requieren soportar grandes cantidades de tensión debido al peso. La resistencia a la tensión es la máxima capacidad de estiramiento que un material puede resistir antes de romperse. Si el ingeniero hace un mal cálculo, puede que la estructura se derrumbe bajo la presión.

Cuando nos encontramos bajo el peso de la tensión y las penurias, puede que nos preguntemos si nuestro Señor, quien fue nuestro ingeniero, habrá calculado mal nuestra “resistencia a la tensión” personal.  En muchas ocasiones creemos que vamos a derrumbarnos bajo el peso de las pruebas, pero nuestro Diseñador sabe exactamente lo que podemos manejar por Su gracia. El conoce nuestros límites y nunca permitirá nada más de lo que podamos soportar. Podemos estar seguros de que  “Pueda ser que Dios envíe una carga, ¡pero nunca enviará una sobrecarga!”

Reforzados por el acero de la provisión de Dios, nuestra resistencia a la tensión no fallara.

1.  Examina tiempos en tu vida cuando estuviste bajo tensión y cómo en medio de esos tiempos Dios actuó como una refrescante brisa de mañana para tu vida, luego dale las gracias a Dios.

2. Empieza a tomar pasos de fe y entrégate diariamente al que te puede sostener en medio de la adversidad.

NPD/WEC