Lectura: Salmos 55:16-23

El 25 abril de 2015 al ser las 11:57, se registró un terremoto de magnitud 7.8 Mw (Magnitud Momento) en Nepal. Tuvo una profundidad de 15 km y su epicentro se localizó a 81 km al noroeste de la capital Katmandú, concretamente en el distrito de Lamjung. Este es el terremoto más grave que ha sufrido Nepal en más de 80 años; dejó un saldo de casi 9000 víctimas mortales, casi 22.000 heridos, y daños materiales cuantiosos.  Las imágenes en los medios internacionales y las compartidas en redes sociales fueron impactantes.  Familias enteras se perdieron, las personas visitaban hospitales y morgues con la esperanza de encontrar a sus familiares desaparecidos. Todo el país se llenó de dolor en medio de un ambiente de incertidumbre y aflicción.

Quizás algunas veces te hayas sentido intensamente afectado por una pérdida, es en esos momentos que agradecerás las palabras que escribió David en el Salmo 55, las cuales fueron escritas en medio de uno de los peores momentos de su vida, ya que estaba siendo oprimido por sus enemigos y había sido engañado por una persona a quien consideraba su amigo; David lo expresa con gran elocuencia en las siguientes palabras: “Temor y temblor me han sobrevenido, y me cubre el espanto.” (Salmos 55:5).

David se enfrentó a esta situación y en lugar de tomar una actitud derrotista, expuso su caso delante de Dios al decirle: “No obstante, yo clamaré a Dios, y el Señor me salvará.  Al anochecer, al amanecer y al mediodía oraré y clamaré; y él oirá mi voz” (Salmos 55:16-17).

Al orar, quitamos nuestra mirada de la situación por la que estamos pasando y la ponemos en Dios, esperando la compasión de nuestro Señor.  De esta forma estamos depositando el peso que nos asfixia, sobre nuestro todopoderoso Dios.  “Echen sobre él toda su ansiedad porque él tiene cuidado de ustedes” (1 Pedro 5:7)

  1. Cuando sientas que tu corazón está inundado de dolor, tu mundo tiemble, o sientas que ya no puedes más, clama a Dios por mañana, tarde y noche.
  2. Cuando oras, más que tus palabras, Dios escucha tú corazón.

HG/MD

“Echen sobre él toda su ansiedad porque él tiene cuidado de ustedes” 1 Pedro 5:7