Lectura: Efesios 1:1-14

Mientras le presentaban el evangelio a una mujer, ella explicó que había tratado de agradar a Dios lo mejor posible. Luego agregó: “Pero me temo que Dios nunca me aceptará.”

El creyente que hablaba con ella le dijo: “Estoy de acuerdo con usted. Dios nunca la aceptará”.

Una mirada de asombro cubrió el rostro de la mujer, puesto que ella no esperaba esa respuesta.

El creyente entonces le explicó: “No, Dios nunca le aceptará a usted, pero ha aceptado a su Hijo, y si usted se une a Él por medio de la fe, hallará el favor de Dios”.

Mucha gente ha sido engañada con la idea de que deben, de alguna manera, ganarse la aceptación a los ojos de Dios. Sin embargo la Biblia, nos dice que no hay nada en nosotros, ni en lo que hacemos, que pueda merezca el favor el amor, ni el favor de Dios de ninguna manera (Rom.3:28; Efesios 2:1-5). Nuestra salvación está arraigada en la elección soberana de Dios, en su misericordia y en la muerte redentora y sacrificial de Cristo por nosotros (Ef.1:4-7).

Tratar de comprender por qué Dios nos acepta podría desconcertarnos, pero lo que sí es claro es cómo nos acepta. Nuestra aceptación viene a través del Señor Jesucristo, quien pagó la pena por nuestro pecado y nos une a Él. Cuando depositamos nuestra confianza personal en Él y aceptamos Su perdón, podemos estar seguros de que hemos sido aceptados.

  1. Dios acepta a todos los que aceptan a Su Hijo.
  2. ¿Aceptas la invitación de Dios?

NPD/HGB