Lectura: Romanos 5:1-11

Jim Walton estaba traduciendo el Nuevo Testamento para el pueblo Muinane, el cual vive en Colombia, en las sabanas del Alto Cahuinarí, sobre las márgenes de algunos afluentes superiores del río Caquetá, jurisdicción del departamento del Amazonas.  Sin embargo en medio de su traducción empezó a tener problemas con la palabra paz.

En esos días a Fernando, el jefe de la aldea, se le prometió un viaje en avión de 20 minutos, a un lugar al que comúnmente le habría tomado 3 días para desplazarse a pie. El avión se retrasó en su llegada a la Sabana, por lo que Fernando se fue a pie.  Cuando el avión finalmente llegó, enviaron a un muchacho corriendo con el objetivo de traer Fernando de vuelta.  Sin embargo para el momento en que regresó, el avión ya se había ido.

Fernando estaba desconcertado a causa de la confusión. Y se fue a donde Jim, lanzándole un furioso discurso (por así decirlo).

Afortunadamente, Walton había grabado el “discurso” del jefe.  El cual más tarde se tradujo, descubriendo que el jefe repetía la frase: “Yo no tengo un sólo corazón.” Jim preguntó a otros aldeanos que quería decir tener “un solo corazón”, y se encontró con que quería decir: “No existe nada entre tú y otra persona”. Walton se dio cuenta, que eso era justo lo que necesitaba para traducir la palabra paz.

El tener paz con Dios significa que no hay nada, ni pecado, ni culpa, no existe ninguna condenación que nos separe.  La paz con Dios es posible solamente a través de Cristo (Rom. 5:1).

1. ¿Tienes “un solo corazón” ante Dios?

2. Para tener un de corazón con Dios, es necesario conocer la paz de Dios.

NPD/DB