Lectura: Salmos 90:1-12

Cuando somos jóvenes, tenemos la tendencia a vivir como si pensáramos que nunca moriremos. Sin embargo, el salmista dice que si queremos tener sabiduría, tenemos que empezar entendiendo la brevedad de nuestros días, sea cual sea nuestra edad (Salmos 90:12). La mejor manera mostrar que entendemos ese concepto, es asegurarnos de que nuestra vida está modelando cada día el ejemplo de Jesús.  Sólo así podemos anticipar que nuestra vida no se habrá vivido en vano.

James Dobson, una conocida autoridad en la familia, cuenta la historia de su padre, que fue muy amado por todos los que le conocieron.  Él cuenta que su papá pasaba mucho tiempo haciendo oraciones de intercesión, considerando a la oración como uno de sus recursos de negocios más importantes en la tierra.  De hecho, él especificó en su testamento que sólo debían haber dos palabras en su lápida, justo a la raíz de su nombre: El oró.

De los miles de verbos en nuestro idioma, ¿por cuales te gustaría ser recordado? El sirvió. A ella le importaba. Ella apoyó. Él elogió.  Sin embargo, ¿qué pasa si los verbos que traen deshonra son los que están vinculados a ti, debido a tú egoísmo y falta de interés por las cosas verdaderamente buenas? Como por ej. Él engañó o Ella se quejó siempre.

No es demasiado tarde como para arrepentirse y empezar a cambiar esas descripciones asociadas a tu vida, con Cristo podemos hacer eso y más cosas para empezar a limpiar nuestros nombres.  Lo primero que tienes que hacer es empezar a confiar en Dios, para que Él te ayude a construir un carácter asociado a Su Santo nombre.  ¡Esa es la mejor hacer valer nuestros días!

1. Enséñame el camino Señor, para que Tu luz brille en mí; como un ejemplo de bien a la humanidad; que puedan verte a Ti solamente y no a mí.

2. Vivir para el Señor, deja un legado duradero. ¿Qué diría tu lápida?

NPD/JY