Curiosidades

Muchas personas disfrutan los deportes de invierno como el patinaje sobre hielo y esquiar. ¿Qué hace al hielo tan resbaloso que permitiendo tan divertidas actividades? Muchas personas creen que esto ocurre por la presión que derrite el hielo y forma una capa lubricada de líquido. Cierto, es bien sabido entre los físico-químicos que aplicando presión tiende a ayudar de la sustancia que toma el menor espacio. Por lo tanto la presión favorecerá la producción de agua partiendo del hielo (derretida), de tal modo que su punto de fusión disminuirá.

Pero este efecto es mucho menor de lo que la gente cree — cerca de 100 veces la presión normal del aire disminuye el punto de fusión por sólo un grado centígrado.1 Por lo que no hay manera de que este efecto pudiese ser responsable del deslizamiento sobre el hielo en patines, y mucho menos para esquiar donde la presión es mucho menor. Tampoco pudo haber ocasionado que aviones se derritieran en el hielo y se hundirían 75 metros (250 pies) — Véase Creation Magazine 19 (3):10–14, 19 (4):29, 1997.

La verdadera razón es otra propiedad inusual, las moléculas sobre la superficie del hielo vibran mucho más de lo usual en un sólido, a pesar de que no se mueven alrededor. Esto le da a la superficie una característica ‘semi-líquida’, por ejemplo, parece líquido-pero no es líquido.2

Tensión Superficial

El agua tiene una muy alta tensión superficial, la fuerza que trata de mantener el área superficial lo más pequeña posible. Esta es mayor que la de un líquido meloso como el glicerol. La tensión superficial tiende a generar burbujas y gotas esféricas, y es lo suficientemente fuerte para soportar objetos livianos, incluyendo algunos insectos. Aún más importante, esto significa que compuestos biológicos pueden ser concentrados cerca de la superficie, acelerando muchas de las reacciones importantes de la vida.

El Poder del Agua

Aunque el agua presenta normalmente un aspecto tranquilo, si una buena cantidad de ella se mueve lo suficientemente rápido, esta puede mover rocas del tamaño de un carro y aún cavar profundos cañones y cortar la roca sólida. También a nivel químico, puede rápidamente romper importantes moléculas en las células vivas. Mientras las células vivas tienen numerosos e ingeniosos mecanismos de reparación, el DNA no puede durar mucho tiempo en agua fuera de la célula.1 Un artículo reciente en el New Scientist también describe esto como un dolor de cabeza para los investigadores que trabajan con ideas evolucionistas acerca del origen de la vida.2 Esto también muestra su tendencia materialista por el hecho de llamar este hecho ‘malas noticias’. Pero las verdaderas malas noticias son seguramente que la fe en la evolución (todo se hizo a sí mismo) sobrepasa la objetividad en la ciencia.

¿Sabía Usted?

  • La tierra está cubierta por agua en un 70 %.
  • Solamente el 1 % del agua en el mundo está disponible para el consumo humano. Aproximadamente el 97 % es muy salada y el 2% es hielo.
  • Australia es el continente habitado más seco del mundo teniendo la menor agua residual y el 70 % de desierto.
  • Se utilizan cerca de 150,000 litros de agua para hacer un carro familiar
  • Solamente el 1 % del agua en el hogar es usada para beber. El resto se va regando, en duchas, etc.
  • Un escusado en el hogar baja 150 litros de agua por día.
  • Una llave con un hilo de agua constante, gasta 600 litros de agua al día. Una llave que con goteo continuo (1 gota por segundo) gasta 30 litros.
  • Uso del Acolchado o mulching (término utilizado en jardinería y agricultura para referirse a la cubierta protectora que se extiende sobre el suelo, principalmente para modificar los efectos del clima local. Existe una amplia variedad de materiales, tanto naturales como sintéticos, para este propósito).  El Acolchado reduce la evaporación en un 75%.
  • Un aspersor de jardín consume 1000 litros de agua por hora.
  • El agua natural tiene en ella pequeñas cantidades de sales minerales disueltos, lo cual le da un ligero sabor. El agua pura es completamente insípida.

Referencias

T. Lindahl, ‘Instability and decay of the primary structure of DNA’, Nature 362 (6422):709–715, 1993.

R. Matthews, ‘Wacky Water’, New Scientist 154(2087):40–43, 21 June 1997.