Lectura: Amos 5:21-27

Si usted es capaz de ir a la iglesia el domingo, probablemente lo hará. Para la mayoría de los creyentes, es casi automático, y con razón.

Pero, ¿es posible que nuestros “esfuerzos” por ir a la iglesia sean en vano?

Sí. Aun incluso antes de entrar en la iglesia, el valor de nuestra adoración puede ser reducida a nada, esto debido a la forma en que hemos vivido durante la semana.

En Amós 5, el Señor tuvo palabras duras para aquellos que intentaron adorarle mientras traían sobre sí, la culpa de un estilo de vida impío. Su pueblo estaba constantemente enfureciéndolo siguiendo falsos dioses (v.26). Y estando consientes de esto, se reunían para adorar al Señor a través de sacrificios y canciones, Dios despreciaba su hipocresía.

En Isaías 1, Dios ordenó a su pueblo que antes de que pudieran adorar, debían hacer lo siguiente: “Abandonen sus caminos malvados, aprendan a hacer el bien.” (vv.16-17).

¡Qué desafío para nosotros! Antes de que adorar a Dios, vamos a poner las cosas en orden al confesar nuestros pecados, en busca de Su perdón, y luego servirlo.

  1. Nuestro caminar diario con Dios y la obediencia a sus mandamientos son los elementos que nos preparan para servir en Su iglesia. Cualquier cosa que no contribuya a esto, dará lugar a la adoración en vano.
  2. La adoración que agrada a Dios, viene de un corazón obediente.

NPD/DB